Inspiración de Gracia
¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que
justifica. (Romanos 8:33)
El libro de Job nos
dice que Satanás vino al trono de Dios y se quejó acerca de Job. (Ver Job
1:6–12) El trono de Dios es el lugar más
sagrado. Entonces, ¿por qué Dios
permitió que Satanás viniera delante de Él?
Satanás pudo venir delante
Dios porque Adán había renunciado a su lugar cuando dobló sus rodillas ante
Satanás en el jardín del Edén. (Ver Génesis 3) Así que, Satanás tenía el derecho de tomar el
lugar de Adán y venir delante de Dios.
¡Pero alabado sea
Dios, Jesús, el segundo Adán, vino! Y la
aspersión de Su sangre purificó las cosas del cielo. (Ver Hebreos 9:22–24) Su sangre limpió y redimió el lugar inmundo
donde Satanás caminó y se paró delante de Dios. Por lo
tanto, no queda lugar en el cielo para Satanás. Él ya no puede presentarse delante de Dios
para acusarte a ti.
¿Entonces, quién, está
ahora en la presencia de Dios? ¡Jesús! Él está allí por nosotros. (Ver Hebreos
9:24) Y dado que Él está por nosotros, “¿Quién
es el que condena? Cristo Jesús es el que murió, sí, más aún, el que resucitó,
el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.” (Romanos 8:34).
De manera que, lo que
le pasó a Job no puede pasarte a ti. Job
anhelaba un mediador, pero no tenía ninguno. (Ver Job 9:33) Su
sueño es nuestra realidad. ¡Hoy, nosotros
tenemos a Jesús como nuestro Mediador, intercediendo por nosotros! (Ver 1
Timoteo 2:5)
Sin embargo, dado que
el diablo ya no puede venir delante de Dios, él viene a ti en la tierra y te
acusa en tu conciencia. Su herramienta
más grande es el engaño porque él no
tiene ningún poder real. (Ver Colosenses 2:15) Él tiene que engañarte para que tú pienses que
Dios está en tu contra, que Él está enojado contigo porque le has fallado, o
que tu enfermedad o pobreza son un castigo de Dios por tus pecados.
Amigo, no caigas en las mentiras del diablo. Si es
Dios quien te justifica, ¡nadie puede presentar cargos contra ti! Satanás no puede venir delante de Dios para
acusarte. En cambio, tú tienes libre
acceso al trono de gracia de Dios para “recibir
misericordia, y hallar gracia para la ayuda oportuna.” (Hebreos 4:16) ¡La sangre
santa de Jesús te dio una posición de perfección en la presencia de Dios!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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