Inspiración de Gracia
De la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en
nuestra debilidad. No sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu Mismo
intercede por nosotros con gemidos indecibles.
(Romanos
8:26)
Una vez, cuando mi padre fue hospitalizado,
recuerdo haber conducido lo más rápido que pude al hospital, para verlo, porque
su condición se estaba deteriorando rápidamente. Yo solo sollozaba en mi auto camino a allá. No sabía qué orar. Así que solo lloraba y oraba en lenguas, gimiendo
en mi espíritu.
Creo que en mi punto más bajo, el Espíritu Santo me estaba ayudando en mis debilidades —“No sabemos orar como debiéramos, pero el
Espíritu Mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.”
Los acontecimientos
que pronto se desarrollaron en el hospital me convencieron de que un simple gemido o suspiro alcanzará el
trono de nuestro Abba Padre.
Logré llegar al
hospital justo a tiempo para estrechar la mano de mi padre antes de que lo
llevaran a cirugía. Los cirujanos
salieron del quirófano un tiempo después para informarle a mi madre que ellos
no necesitaron hacer nada después de haber abierto a mi padre, porque
descubrieron que la “cirugía” ya había sido hecha.
Sorprendida, mi madre
respondió: “Él nunca ha sido operado. Yo
soy su esposa. Yo lo sabría.” No convencidos, los cirujanos le dijeron a mi
padre cuando él recuperó la conciencia: “Te abrimos y descubrimos que la
cirugía ya se había realizado. Quien lo hizo,
hizo un trabajo perfecto.”
Igualmente
sorprendido, mi papá les dijo: “Nunca se me ha practicado una cirugía.”
“¡No, sí te la
hicieron!” insistieron los cirujanos.
Mientras mis padres y
los médicos continuaban discutiendo, yo de pronto pensé: “Mi Dios, yo ni
siquiera oré por un milagro de camino al hospital. ¡Sin
embargo, acaba de suceder un milagro!”
Amigo, cuando
nosotros, que somos hijos de Dios, gemimos mientras oramos en el Espíritu, ¡el Espíritu Santo intercede por nosotros
con gemidos que alcanzan el trono de nuestro Abba Padre y harán que Él se mueva
poderosamente a favor nuestro!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
No hay comentarios:
Publicar un comentario