Inspiración de Gracia
El Señor mandará que la bendición sea contigo en tus
graneros y en todo aquello en que pongas tu mano, y te bendecirá en la tierra
que el Señor tu Dios te da. (Deuteronomio 28:8)
¿Recuerdas la historia del rey Midas y el
toque de oro? Él pidió el deseo de que
todo lo que tocara se convirtiera en oro, y su deseo se cumplió. Él tocó su comida, los árboles de su jardín y
su palacio, ¡y todos ellos se convirtieron en oro! Luego, él abrazó a su hija, a quien amaba
mucho, ¡y ella inmediatamente se convirtió en una estatua de oro!
Las maneras de Dios son
mejores y no tienen efectos secundarios. Él quiere
bendecir todo lo que tú tocas. La
Biblia dice: “El Señor mandará que la bendición sea contigo... y en todo aquello en
que pongas tu mano.” Esto
significa que, lo que sea que tú toques, en lo que sea que tú pongas tus manos,
Dios mandará la bendición sobre eso, ya
sea una persona, cosa o negocio. Así
que, si tú tocas a tu hijo, él es
bendecido. Si tocas tu guitarra,
música ungida fluye. Si tocas tu negocio, este prospera. Cuando tocas a una
persona enferma, ella es sanada. Cuando tocas a alguien que está enfrentando
escasez, sus necesidades se satisfacen.
En la Biblia, todo lo que Jesús tocó prosperó. Él tocó los ojos de dos hombres ciegos y sus ojos fueron abiertos. (Ver Mateo
9:28-30) Él tocó el ataúd abierto del
hijo de una viuda, y el joven se sentó y comenzó a hablar. (Ver Lucas
7:12-15) Él tocó al leproso y la lepra se fue. (Ver Marcos
1:40–42) Según las leyes del antiguo
pacto, nadie debía tocar a un leproso ya que los leprosos eran considerados
inmundos. Si tú tocabas lo inmundo, te
volvías inmundo. ¡Pero Jesús tocó al leproso y el inmundo quedó limpio!
Todos a los que Jesús
tocó recibieron una bendición. Y debido a que Jesús vive en ti por Su
Espíritu, lo que tú toques será bendecido también. Él pagó el precio para que tú tengas esta
bendición. ¡Sus amorosas manos que
impartieron bendiciones a tantos, fueron clavadas en la cruz para que hoy, Dios
pueda mandar Su bendición sobre todo aquello en lo que tú pones tus manos!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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