Pedro le contestó: “¡Jamás me lavarás los
pies!” Jesús le respondió: “Si no te
lavo, no tienes parte conmigo.”
Juan 13:8
Quiero que te fijes en lo que el Señor le dijo a Pedro:
“Si no te lavo, no tienes parte
conmigo.” Lo que el Señor
realmente le estaba diciendo a Pedro era: “Pedro, tú no puedes fluir junto conmigo, no puedes caminar junto a Mí en el ministerio, ni
en el servicio, ni en efectividad, si no me permites lavar tus pies.” Entonces
Pedro le dijo: “Señor, [lávame] entonces
no solo los pies, sino también las manos y la cabeza.” (Juan 13:9)
Pero Jesús le respondió diciendo: “El que se ha bañado no necesita lavarse, excepto los pies, pues está todo
limpio; y vosotros estáis limpios...”
(Juan 13:10)
¡Una vez que hemos aceptado a Cristo como
nuestro Señor y Salvador, estamos bañados por completo, y limpios por Su sangre,
de una vez y para siempre! Su sangre nos
ha perfeccionado para siempre, (Hebreos 10:14) así
que, nosotros solo necesitamos lavar
nuestros pies porque caminamos en el mundo y nuestros pies recogen polvo y suciedad, haciéndonos tropezar.
Así que, ¿cómo está Jesús lavando tus pies
hoy? Efesios 5:25-26 nos dice que “Cristo
amó a la iglesia y Se dio a Sí Mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado
por el lavamiento del agua con la Palabra.”
Nosotros, la iglesia, hemos sido limpiados con el lavamiento del agua con la
Palabra. Cuanto más nos ponemos bajo la enseñanza ungida que revela a Cristo por medio de la Palabra, más
continuará la limpieza. Y a medida
que nuestros pies son lavados, ¡en vez de tropezar, estaremos caminando e incluso corriendo!
Hoy, levantado hasta lo más alto y exaltado
en el cielo, Jesús está vestido con una túnica y un cinto de oro alrededor de
su pecho. (Apocalipsis
1:13) Como un siervo que utiliza su cinturón como una toalla para servir, Jesús quiere que nos sentemos y le permitamos
a Él servirnos —lavando nuestros pies con una profunda revelación de Sí
Mismo por medio de Su Palabra. Amado, ¡esto es lo que nos da la victoria en
nuestro diario caminar!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
No hay comentarios:
Publicar un comentario