Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni
siegan, ni recogen en graneros, y sin embargo, vuestro Padre celestial las
alimenta. ¿No sois vosotros de mucho más
valor que ellas?
Mateo 6:26
Muchas personas son de la opinión que la buena vida
no sucede sin el trabajo duro y toneladas de sudor. Ellos creen que para alcanzar el éxito, tú
primero necesitas tener cierto certificado de estudios, cierta formación
profesional, cierto trabajo en particular y cierto número de años de trabajo
duro. Yo tengo buenas noticias para ti: Dios tiene un mejor camino.
Todos debemos trabajar, pero el mundo quiere que tú
creas que hay un proceso natural de sembrar, segar y recolectar, acompañado por
esperar, trabajar y estresarse, antes de que la buena vida realmente
llegue. Pero Dios dice: “Mi pueblo no necesita
pasar por este proceso natural para disfrutar la buena vida, porque ellos no
pertenecen al sistema de este mundo. ¡Ellos pueden actuar desde Mi economía y Yo
puedo darles la buena vida de inmediato!”
De la misma manera en que Dios alimenta a las aves, que no pasan por el sistema del mundo,
sembrar – luego – segar – luego – recolectar, ¡Él quiere y hará mucho más por ti!
Tu Padre celestial quiere que tú conozcas la generosidad
de Su corazón para ti, y sepas lo mucho que Él quiere hacerte una persona
exitosa. Un ejemplo de ello es lo que le sucedió a un
miembro de la iglesia que creía en esta
verdad. Después de dejar su trabajo, él confió en que Dios le proveería uno
mejor. Luego de solo cuatro meses, él se
encontraba dirigiendo dos empresas.
Su recién formada empresa de distribuciones, no
solo consiguió un gran proyecto en Singapur, sino que también se convirtió en
la principal distribuidora para el Sureste Asiático, de una línea popular de
productos de Estados Unidos. Su segunda
empresa, que proveía servicios de consultoría, recibió dos proyectos, uno de
una empresa de Corea y uno de una empresa de Hong Kong, por una suma de seis
cifras, en dólares.
Hoy, Dios
quiere que tú sepas que no perteneces al sistema del mundo. Tú
eres del reino de Dios —el mismo reino que alimenta a las aves que no
trabajan, sino que simplemente confían
en su Creador por la provisión de su vida.
Convéncete de que tú tienes más
valor que las aves para tu Padre celestial, y permítele darte la buena vida, sin el trabajo y el esfuerzo del
mundo.
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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