Entonces Jesús les dijo de nuevo: En verdad, en
verdad os digo: Yo Soy la puerta de las ovejas.
Juan 10:7
Jesús dijo que Él es la “puerta de las ovejas.” ¿Qué quería
Él decir? Bien, un redil en los tiempos
de Jesús, no tenía una puerta que pudiera abrirse, ni cerrarse. La puerta del redil era solo una
abertura. En esta clase de redil, luego
de que las ovejas hubieran entrado, el pastor iría a dormir en esa
entrada. El pastor se volvía, en efecto, la “puerta” del redil.
Cuando Jesús le dijo a Sus discípulos: “Yo Soy el buen pastor.” (Juan 10:11).
Él también estaba asegurándoles enfáticamente que Él era la “puerta de
las ovejas.” Él estaba diciéndole a
ellos y a nosotros: “Dentro de Mi redil,
Mis ovejas están siempre seguras, completamente protegidas y cercanas a Mis
ojos que las cuidan. Y ya que Yo estoy
justo en la entrada del redil, nada, incluso el gemido ahogado de una de las
Mías, puede escapar de Mis oídos.
Además, nada malo fuera del redil puede entrar y tocar a Mis ovejas, sin
antes pasar por Mí, porque Yo Soy la puerta de Mis ovejas.”
Así que, cuando las luchas de la vida vengan a
tocar a tu puerta y cuando el pánico amenaza con levantarse dentro de ti, ¡mírate a ti mismo doblemente protegido! Él es
ambos, el buen pastor y la puerta de
Sus ovejas. Como tu buen pastor, Él dio
Su vida por ti para redimirte de la pobreza, la enfermedad y de cualquier otra
maldición.
Como tu puerta, Él mantiene afuera todo lo
malo de lo cual Él ya te ha redimido.
Debido a que Él derramó Su sangre por ti, tú estás cubierto y protegido
dentro del redil por una puerta manchada de sangre. Desastres,
destrucción y muerte deben pasar sobre ti y tu familia debido a Su sangre en tu puerta. Recuerda que la noche de la primera Pascua en
Egipto, el destructor no pudo entrar a las casas de los israelitas debido a la sangre del cordero en sus puertas. (Éxodo 12:13, 23)
Hoy, tú puedes vivir la vida sin problemas y sin temor,
sabiendo que Jesús, tu buen pastor y puerta, te protege y te preserva a ti y a tu
familia. ¡Ningún mal vendrá sobre ti, ni sobre tus seres amados, porque Él es tu
morada y tu lugar de refugio!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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