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miércoles, 25 de julio de 2018

La Sangre De Jesús Detiene Al Mal En Su Camino


Y lo degollará [al holocausto] al lado norte del altar, delante del Señor; y los sacerdotes hijos de Aarón rociarán la sangre sobre el altar, por todos los lados.
Levítico 1:11
El norte de Israel siempre fue una fuente de mal para la nación.  Fue desde el norte de Israel que la destrucción irrumpió. (Jeremías 1:14-15)  Los enemigos de Israel siempre vinieron del norte. (Jeremías 6:1, 22-23)  Aún hoy, el norte de Israel es territorio ocupado por el enemigo.  El norte es pues una imagen del mal en la Biblia.
Curiosamente, el animal para el holocausto era degollado “al lado norte del altar”.  El holocausto habla de Jesús, quien se dio a Sí Mismo como “ofrenda y sacrificio a Dios” por nosotros. (Efesios 5:2)  El Calvario, en donde Jesús fue crucificado, y el Jardín de la Tumba, en donde se encuentra Su tumba vacía, están ubicados en el lado norte de Jerusalén.  En otras palabras, Jesús murió en el norte, desde donde viene el mal contra Su pueblo.
Esto significa que la muerte de Jesús detiene al mal en nuestras vidas, cuando nosotros, que somos sacerdotes del Dios Altísimo (Apocalipsis 1:6), proclamamos Su sangre sobre nuestras vidas, de la misma manera en que los hijos de Aarón rociaron la sangre del holocausto sobre el altar, por todos lados.
Este fue el caso de un miembro de la iglesia que estaba sirviendo en el ejército.  Él testificó acerca de cómo Dios preservó su vida cuando una tormenta golpeó mientras él estaba de guardia en una de las torres de su campamento.  La lluvia lo mantuvo atrapado en la torre, que tenía una ventana con marco de metal.
De repente, un destello brillante de color morado iluminó justo al lado de él, impresionándolo de tal forma que casi pierde el equilibrio.  Un rayo había golpeado el pararrayos en el techo y la electricidad fue conducida por el marco de metal de la ventana, generando el destello morado.  ¡Pero la sangre de Jesús lo guardó del mal!
¡Alabado sea Jesús, cuya sangre detiene al mal en su camino!  No importa lo que el diablo envíe a tu camino.  ¡Mientras tú estés cubierto con la sangre de Jesús, no hay mal que pueda hacerte daño!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

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