Medita En
Cuando dijiste: “Buscad Mi rostro”, mi corazón te respondió: “Tu
rostro, Señor, buscaré”. (Salmos 27:8)
Cuando leemos sobre la
historia de Daniel que se encuentra en Daniel 6, vemos que Daniel hizo el
hábito de orar tres veces al día. Ahora, dependiendo de cuán establecido estés
en la gracia de Dios, puedes interpretarlo como una rutina religiosa o puedes
ver su tiempo dedicado a la oración como una expresión externa de su relación íntima con el Señor. Y no estoy diciendo que si nosotros queremos
ser protegidos como Daniel, tenemos que orar tres veces al día. Lo que estoy diciendo es que la protección es el resultado de la cercanía y la intimidad con el Señor.
No hay fórmulas, pasos
o atajos para caminar en protección divina. Simplemente camina cerca del Señor e inconscientemente vas a estar bajo la sombra de Sus alas. ¡No solo persigas la protección, busca al Protector! Puede ser que recites el Salmo 91 cincuenta
veces al día, pero si no tienes una relación
con Jesús, no habrá resultados. La Oración
de Protección no es transaccional; es
relacional.
Has perdido el punto si
tienes que preguntar cuántas veces al día debes orar. Esto sería equivalente a preguntarle a tu
cónyuge: “¿Cuántas veces al día debo besarte?” ¡Yo no quisiera que mi esposa, Wendy, me
preguntara eso! Las relaciones nacen del
corazón. No se rigen por fórmulas,
reglas o algoritmos. Uno besa a su
cónyuge por amor. No es una obligación; es
un privilegio y un placer. De la misma
manera, no mecanices tu relación con Dios. Todos los días, tú puedes elegir meditar o no
en Su amor por ti. Daniel eligió hacerlo tres veces al día. Nosotros podemos aprender de eso sin
convertirlo en una simple fórmula.
Lo que Daniel tenía
era una relación íntima con el Señor.
Oro para que tú también tengas esto. La Biblia nos dice que en sus oraciones diarias,
Daniel siempre daba gracias a Dios. Es bueno vivir con agradecimiento hacia el
Señor en nuestro corazón. Cada día, hay
muchas cosas de las que nuestro Señor nos protege de las cuales ni siquiera
estamos conscientes. Dale gracias a Él
por Su amor por ti. Alábale y dirige a Él
tus pensamientos cada día. ¡Se
consciente de lo cerca que estás de Él y de cuán perfectamente amado eres —y
disfruta de la protección que viene de habitar
a la sombra de Sus alas!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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