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jueves, 11 de julio de 2019

Busca Al Protector


Medita En
Cuando dijiste: “Buscad Mi rostro”, mi corazón te respondió: “Tu rostro, Señor, buscaré”.  (Salmos 27:8)
Cuando leemos sobre la historia de Daniel que se encuentra en Daniel 6, vemos que Daniel hizo el hábito de orar tres veces al día.  Ahora, dependiendo de cuán establecido estés en la gracia de Dios, puedes interpretarlo como una rutina religiosa o puedes ver su tiempo dedicado a la oración como una expresión externa de su relación íntima con el Señor.  Y no estoy diciendo que si nosotros queremos ser protegidos como Daniel, tenemos que orar tres veces al día.  Lo que estoy diciendo es que la protección es el resultado de la cercanía y la intimidad con el Señor.
No hay fórmulas, pasos o atajos para caminar en protección divina.  Simplemente camina cerca del Señor e inconscientemente vas a estar bajo la sombra de Sus alas.  ¡No solo persigas la protección, busca al Protector!  Puede ser que recites el Salmo 91 cincuenta veces al día, pero si no tienes una relación con Jesús, no habrá resultados.  La Oración de Protección no es transaccional; es relacional.
Has perdido el punto si tienes que preguntar cuántas veces al día debes orar.  Esto sería equivalente a preguntarle a tu cónyuge: “¿Cuántas veces al día debo besarte?”  ¡Yo no quisiera que mi esposa, Wendy, me preguntara eso!  Las relaciones nacen del corazón.  No se rigen por fórmulas, reglas o algoritmos.  Uno besa a su cónyuge por amor.  No es una obligación; es un privilegio y un placer.  De la misma manera, no mecanices tu relación con Dios.  Todos los días, tú puedes elegir meditar o no en Su amor por ti.  Daniel eligió hacerlo tres veces al día.  Nosotros podemos aprender de eso sin convertirlo en una simple fórmula.
Lo que Daniel tenía era una relación íntima con el Señor.  Oro para que tú también tengas esto.  La Biblia nos dice que en sus oraciones diarias, Daniel siempre daba gracias a Dios.  Es bueno vivir con agradecimiento hacia el Señor en nuestro corazón.  Cada día, hay muchas cosas de las que nuestro Señor nos protege de las cuales ni siquiera estamos conscientes.  Dale gracias a Él por Su amor por ti.  Alábale y dirige a Él tus pensamientos cada día.  ¡Se consciente de lo cerca que estás de Él y de cuán perfectamente amado eres —y disfruta de la protección que viene de habitar a la sombra de Sus alas!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

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