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martes, 30 de julio de 2019

Conoce El Corazón De Tu Padre


Medita En
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a Su Hijo como propiciación por nuestros pecados.  (1 Juan 4:10)
Hoy quiero animarte a leer la parábola del padre del hijo pródigo (Lucas 15:11–32).  Mientras lees, ten en mente que este hijo rechazó definitivamente a su padre, lo humilló por completo y lo deshonró totalmente, luego, él solo regresó a casa cuando recordó que incluso los sirvientes contratados por su padre tenían más comida que él.  No fue el amor del hijo por su padre lo que lo hizo viajar de regreso a casa; fue su estómago.  En su propio orgullo, absorto en sí mismo, él quería ganarse la vida como un sirviente contratado, en lugar de recibir la provisión de su padre por gracia o favor inmerecido.
Dios quiere que sepamos que incluso cuando nuestras motivaciones son incorrectas, incluso cuando tenemos una agenda oculta (generalmente enfocada en nosotros mismos), y nuestras intenciones no son completamente puras, aun así, Él corre hacia nosotros en nuestro tiempo de necesidad y derrama sobre nosotros Su favor inmerecido, el cual no hemos ganado y del que no somos dignos.  ¡Oh, cuán inescrutables son las profundidades de Su amor y gracia para con nosotros!  Nunca se tratará de nuestro amor por Dios.  Siempre va a tratarse de Su magnífico amor por nosotros.  La Biblia hace esto claro: “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a Su Hijo como propiciación por nuestros pecados”. (1 Juan 4:10)
Algunas personas piensan que la comunión con Dios solo se puede restaurar cuando estás perfectamente arrepentido y has confesado perfectamente todos tus pecados.  Sin embargo, vemos en esta parábola que fue el padre quien inició, fue el padre quien había extrañado a su hijo, quien ya estaba buscándolo y quien ya lo había perdonado.  Antes de que el hijo pudiera pronunciar una sola palabra de su disculpa ensayada, el padre ya había corrido hacia él, lo abrazó y le dio la bienvenida a casa.  ¿Puedes ver cómo esto se trata completamente del corazón lleno de gracia, perdón y amor de nuestro Padre?  Nuestro Padre Dios se traga todas nuestras imperfecciones y el verdadero arrepentimiento viene por Su bondad.
¿Qué si yo le pido “perdón” a Dios y confieso mis pecados cuando he fallado?  Por supuesto que sí.  Pero no lo hago para ser perdonado porque yo sé que ya fui perdonado por la obra terminada de Jesús.  La confesión está fuera del fluir de mi corazón porque yo ya he experimentado Su bondad y Su gracia, y porque sé que como hijo Suyo, yo soy justo por siempre a través de la sangre de Jesús.  Esto viene de ser consciente de justicia, no consciente de pecado; de ser consciente de perdón, no consciente de juicio.  Hay una enorme diferencia.
Si entiendes esto y comienzas a practicarlo, vas a comenzar a experimentar nuevas dimensiones en tu caminar amoroso con el Padre.  Te darás cuenta de que tu Papá Dios está interesado en la relación y no en el protocolo religioso.  Él simplemente ama estar contigo.  Bajo la gracia, Él no exige perfección de ti; Él provee la perfección para ti a través de la obra terminada de Su Hijo, Jesucristo.  Así que no importa cuántas equivocaciones hayas cometido, no le tengas miedo a Él.  Él te ama.  ¡Tu padre está corriendo hacia ti para abrazarte!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

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