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miércoles, 17 de julio de 2019

Confía En Dios, No En El Hombre, Ni El Esfuerzo Propio


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Maldito el hombre que en el hombre confía, y hace de la carne su fortaleza, y del Señor se aparta su corazón.  (Jeremías 17:5)
Hoy quiero mostrarte la diferencia entre un hombre bendito y un hombre maldito.  La Biblia es sorprendentemente clara sobre cómo puedes ser un hombre maldito y cómo es una vida maldita.  La Palabra de Dios también nos muestra la imagen de un hombre bendito y cómo tú puedes ser ese hombre.
Comencemos con cómo uno puede ser un hombre maldito.  Jeremías 17:5 nos dice que un hombre “que en el hombre confía y no en el Señor, se convierte en un hombre maldito.
Un hombre que hace de la carne su fortaleza también es maldito.  En este contexto, la “carne” se puede parafrasear como el “esfuerzo propio”. En otras palabras, podemos leer el versículo cinco como “Maldito el hombre que en el hombre confía, y hace del esfuerzo propio su fortaleza”.
Amigo, hay esencialmente dos formas de vivir esta vida.  La primera es que dependamos y confiemos completamente en el favor inmerecido del Señor, mientras que la otra es que dependamos de nuestros esfuerzos, y luchemos y nos afanemos por el éxito.  Nunca podemos lograr el buen éxito que viene de Dios dependiendo de nuestros propios esfuerzos.  No importa de qué manera luchemos y trabajemos, nosotros no podemos hacer nada para ganar nuestra propia justicia, ni para alcanzar nuestro propio perdón.  Cualquier éxito que podamos lograr es solo un éxito parcial.
Por otro lado, el tipo de éxito de Dios es completo, integral y se impregna en cada faceta de nuestras vidas —espíritu, alma y cuerpo.  La Palabra de Dios dice: ”La bendición del Señor es la que enriquece, y Él no añade tristeza con ella”. (Proverbios 10:22)  Dios nunca nos da éxito a costa de nuestro matrimonio, nuestra familia o nuestra salud.  Como siempre digo a los empresarios de mi iglesia, ¡no uses toda tu salud para perseguir la riqueza, solo para más tarde gastar toda tu riqueza para recuperar tu salud!
La salud y el bienestar de tu cuerpo físico son parte de las bendiciones de Dios.  Si estás constantemente bajo un gran estrés y tienes regularmente ataques de pánico debido a la naturaleza de tu trabajo, entonces te animo a dar un paso atrás y buscar el consejo del Señor.  El estrés te roba la salud, mientras que el buen éxito del Señor hace que tu juventud se renueve.
Cuando tú dependes de tus esfuerzos, puedes luchar durante muchos años y obtener solo una cierta medida de éxito.  Pero cuando dependes del favor inmerecido de Dios, puedes experimentar bendiciones y promociones aceleradas que los años de esfuerzo y lucha nunca podrán lograr.
Mira la historia de José en Génesis 39.  Él no era más que un prisionero de baja categoría.  Sin embargo, a la hora de conocer al faraón, él fue promovido a la oficina de más alto rango en todo el imperio egipcio.  Amado, incluso si estás deprimido (como estuvo José) en este punto de tu vida, ¡el Señor puede promoverte sobrenaturalmente en un instante, cuando tú elijas poner tus ojos en Él!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

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