Medita En
Y cuando estabais muertos en vuestros delitos y en la
incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con Él, habiéndonos
perdonado todos los delitos. (Colosenses 2:13)
Las cartas del apóstol
Pablo proveen un fundamento maravilloso para la comprensión del evangelio de la
gracia. Por eso, cuando se trata de leer
la Biblia, siempre aliento a los nuevos creyentes a comenzar con estas cartas. A muchos nuevos creyentes les gusta comenzar
con los libros de Apocalipsis o Génesis, pero se confunden en el proceso porque
carecen del fundamento adecuado para separar correctamente el antiguo pacto y
el nuevo pacto.
¿Has notado, por
ejemplo, que Pablo nunca mencionó el pecado imperdonable en todas sus cartas a
las iglesias? Si los cristianos pudieran
cometer el pecado imperdonable y perder su salvación, Pablo debería haberlo
mencionado en cada epístola que escribió. Pero él no lo hizo. De hecho, lo que él enfatizó fue nuestro
perdón. En las Escrituras de hoy, por
ejemplo, Pablo declara que Jesús, por Su
muerte en la cruz, “nos dio vida juntamente
con Él, habiéndonos perdonado todos los delitos”. He revisado la palabra griega original para “todos”
en este versículo y, ¿sabes qué? ¡“Todos”
significa todos! Jesús, por medio de Su propia sangre, te ha perdonado
todos tus pecados, ¡así que no hay
pecado que sea imperdonable! Por un sacrificio perfecto, Él te ha
limpiado de los pecados de toda tu vida, ¡y
ahora tú estás sellado con la promesa de la vida eterna! ¡Tú necesitas recibir estas buenas noticias
que afirmarán tu corazón en Su gracia y te darán la seguridad de que, de hecho,
tú eres irrevocablemente salvo!
Amado, Dios no te deja
preguntándote si serás salvo o no. Él te dice directamente que tú eres Suyo y
que nada puede separarte nunca de Su amor —ni siquiera el pecado— porque la
sangre de Su Hijo es mayor que tu pecado. Saber que todos tus pecados son perdonados es
crucial para tu salud, paz mental, plenitud y bienestar. Cuanto más creas que todos tus pecados son
perdonados por la sangre de Jesús, más de tu plenitud vivirás —¡en cuerpo, alma
y espíritu!
Y si alguna vez dudas
de que Dios te ha perdonado por todo, todo lo que tienes que hacer es abrir Su Palabra. Léela y recuerda cómo el precio de “todos tus
delitos” fueron completamente pagados, el juicio fue ejecutado y cada pequeña
condena en contra tuya, fue impuesta ya sobre el cuerpo de Cristo en la cruz. ¡Aleluya!
Para establecer tu corazón en la gracia de
Dios, medita en tales verdades del nuevo pacto, las cuales exaltan a Jesús y Su
obra terminada. Es así como puedes ir de
fe en fe y experimentar un gran rompimiento en todos los ámbitos de tu vida.
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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