Medita En
Entonces él clamó al Señor, y el Señor le mostró un árbol; y él lo
echó en las aguas, y las aguas se volvieron dulces. (Éxodo 15:25)
Jesús hace que todo sea hermoso en tu vida. Quiero animarte a verlo a Él en medio de todo lo que haces y a aprender a traerlo al cuadro. Cuando miras tu pasado, las cicatrices de ayer
todavía pueden estar palpitando en tus recuerdos. Quizás fuiste herido emocionalmente por
alguien en quien confiabas. Quizás
creciste en una familia disfuncional. Al
ver atrás ahora, puedes aún sentirte enojado, frustrado y decepcionado, todo al
mismo tiempo, y el dolor aún perfora tu corazón. Pero en medio de tu dolor, comienza a involucrar a Jesús. Mira al Señor abrazándote y sanando delicadamente
tus heridas. Jesús está allí, restaurándote, poniendo coraje en tu corazón y
quitándote todo sentimiento de vergüenza y culpa.
Amado, Él quiere que tú
sepas que tu pasado no determinará
el futuro que Él tiene para ti. Una vez
que tú involucres al Señor y lo pongas a Él en tus aguas amargas, Él convertirá
la amargura en dulzura. Eso es lo que el Señor hizo por el pueblo de
Israel. Cuando llegaron a un lugar
llamado Mara, ellos no podían beber de sus aguas porque estas eran amargas. Moisés clamó al Señor y el Señor le mostró un
árbol, el cual Moisés arrojó a las aguas. Cuando él hizo eso, la Biblia dice que “las
aguas se volvieron dulces”.
¿Por qué estas aguas
desagradables e impasibles se volvieron refrescantes y dulces? La respuesta está en el árbol que fue echado
en ellas. El árbol es una figura de la cruz en la nuestro Señor Jesús colgó,
cargando con cada corazón roto y cada herida de traición. Cuando tú traes a Jesús a tu situación, ¡Él puede hacer que cada experiencia amarga
se vuelva dulce! ¡Habla con Él y
permite que Su presencia te restaure hoy a tu plenitud!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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