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miércoles, 17 de abril de 2019

Dios Es Tu Refugio Del Mal


Medita En
Porque has puesto al Señor, que es mi refugio, al Altísimo, por tu habitación. No te sucederá ningún mal, ni plaga se acercará a tu morada.  (Salmos 91:9–10)
¿No es hermoso este pasaje?  Puedes hacer del Señor tu habitación.  Primera de Juan 4:16 dice: “… Dios es amor, y el que permanece en amor permanece en Dios y Dios permanece en él”.  Cuanto más permanezcas en Su amor, más se convierte Dios mismo en tu morada.  Ningún mal te sucederá y ninguna plaga se acercará a tu morada.  Y al hacer de Él tu morada, Él protege tu morada.  ¡Ninguna plaga se acercará a tu casa!  En otro salmo, está escrito: “Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones”. (Sal. 46:1)  Cuando hacemos del Señor nuestra ciudad de refugio y le permitimos que nos ponga sobre Sus hombros, Él se convierte en “nuestro pronto auxilio” incluso si encontramos problemas.
Iris de Australia experimentó la protección de Dios para sí misma cuando un ciclón golpeó el área donde vivía.  Mira su testimonio:
Recientemente un mini ciclón golpeó nuestra calle y los alrededores.  Mientras me acurrucaba en el pasillo con mi esposo y nuestro gato, declaré: “¡Gracias, Jesús, porque Tú eres la calma en la tormenta!”
Cuando el viento paró, salimos y vimos muchos árboles caídos en el camino.  Los árboles en nuestra calle eran enormes y tan altos como de treinta metros.  Como resultado, muchos autos fueron aplastados por los árboles y algunas casas también resultaron dañadas.  El carro de trabajo de mi esposo sufrió daños leves, pero nuestro carro familiar no sufrió ningún daño.  ¡Y alabado sea el Señor, nadie resultó herido!
Cuando los árboles dañados del camino fueron cortados, me di cuenta de algo.  La ruta del viento había atravesado algunas propiedades por este camino, pero cuando se acercó a nuestra casa, ¡se detuvo completamente!  El viento no se acercó a nosotros y nuestra casa quedó completamente intacta.
Todos en nuestra calle estaban tan sorprendidos porque el gran árbol en nuestro patio trasero estaba intacto y porque no teníamos nada que limpiar en nuestra propiedad.  ¡Alabado sea Jesús!  ¡Él es la calma, la paz y la protección que necesito!
¡Wow, alabado sea el Señor!  Me encanta este testimonio —cuando el Señor Mismo es tu refugio y tu protección, ¡incluso los ciclones tienen que detenerse su ruta cuando se acercan a ti!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

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