Medita En
Y en otro día de reposo entró en la sinagoga y enseñaba; y había
allí un hombre que tenía la mano derecha seca… Y después de mirarlos a todos a
Su alrededor, dijo al hombre: “Extiende tu mano”. Y él lo hizo así, y su mano
quedó sana. (Lucas 6:6, 10)
Debe haber atraído
muchas miradas —algunas curiosas, algunas simpatizantes, algunas posiblemente
de disgusto. Para el propietario y todos
los que lo vieron, la mano seca debe haberse deletreado “desafiante”, “difícil”
y muy probablemente “imposible de curar”.
Pero donde otros
vieron la sequedad, Jesús solo vio la
provisión de sanidad y plenitud de Dios disponible para ese hombre. Por eso le dijo: “Extiende tu mano”. Jesús no
vio la carencia que otros vieron. Él solo vio toda la superabundante provisión de gracia del
Padre sobre esa mano seca. ¡Él vio el corazón del Padre deseoso de
sanar y bendecir a ese hombre!
Hoy, no te enfoques en
tu dolor, tus síntomas o el reporte médico adverso que recibiste. Sea que se trate de un dolor de espalda, un
corazón enfermo o una matriz estéril, mira
Su poder sanador envolviendo tu cuerpo. ¡Mira Su
gracia proveyendo para ti vida y salud!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
Amén!!!
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