Medita En
Pues lo que la ley no
pudo hacer, ya que era débil por causa de la carne, Dios lo hizo: enviando a Su
propio Hijo… (Romanos 8:3)
Amo el versículo de
hoy. La respuesta, mi amigo, no se
encuentra en la ley, sino en el Hijo. La
ley fue dada por un siervo, Moisés; la
gracia vino por el Hijo, Jesús. La
revolución de la gracia comienza con una persona y Su nombre es Jesús. Cuando tienes a Jesús como tu Señor y
Salvador, y la revelación de Su gracia, lo
tienes todo. Y más importante, tienes una identidad nueva de justo en Cristo.
Muchos creyentes no se
dan cuenta de esto, pero las revelaciones pueden ser robadas y olvidadas. Eso es lo que le sucedió a la iglesia de
Corinto y Pablo tuvo que intervenir para recordarles su identidad de justos en
Cristo. Esta es también la razón por la
cual es esencial que formes parte de una iglesia local en donde puedas seguir
escuchando y escuchando mensajes que están llenos
de la persona de Jesús, y estar rodeado
de líderes y amigos centrados en Cristo que siempre te dirigirán de vuelta al
Señor y a tu identidad de justo en
Cristo.
Quiero animarte a hacer
diariamente conciencia de tu justicia en Cristo, declarando y confesando tu
justicia en voz alta. Yo creo que tú sabes
que eres justo en Cristo y que la justificación es un regalo que no puedes
ganar. Y aunque saber esto es
fantástico, quiero que avances un paso más conmigo hoy y empieces a practicar el
confesar tu justificación en Cristo todos los días.
Querido amigo, cuando
estás estresado y miles de cosas gritan por ganar tu atención, susurra en voz
baja: “Yo soy la justicia de Dios en
Cristo”. Cuando leas alguna noticia terrible
en los periódicos de la mañana y tu corazón caiga presa de temor por tus seres
queridos, solo susurra en voz baja: “Yo
soy la justicia de Dios en Cristo”. Y cuando sientas la tentación de volver a
disfrutar de una adicción pasada, ahora sabes qué hacer: susurra en voz baja
bajo, “Yo soy la justicia de Dios en
Cristo”.
Tu permanencia en la victoria está directamente relacionada
con cuán consciente eres de tu identidad
de justo en Cristo. Si tú verdaderamente
deseas ver rompimientos duraderos en
tu vida y vivir por encima de la derrota,
¡declara! Declara, declara y declara sin
dudar. ¡Y te prometo que vivirás más
libre del estrés, más libre de los temores, más valientemente y más victorioso
que nunca!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
No hay comentarios:
Publicar un comentario