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martes, 23 de octubre de 2018

La Gracia De Dios Es Inmerecida


De Cristo os habéis separado, vosotros que procuráis ser justificados por la ley; de la gracia habéis caído.
Gálatas 5:4
¿Qué es la gracia de Dios?  En pocas palabras, la gracia de Dios es la bendición, la sanidad y la liberación que Dios te da a causa de Jesús.  La gracia de Dios es Su favor inmerecido, que no hemos ganado y del cual no somos dignos, pero que está dirigido a nosotros, simplemente por la obra terminada de Jesús en la cruz.
Dado que la gracia de Dios se basa en la obra de Jesús y no en nuestras obras, la única manera de que caigamos de esta gracia es creyendo que podemos ganarla, tener el mérito por ella y merecerla por medio de nuestra obediencia y nuestras buenas obras.  Por ejemplo, caemos de la gracia cuando decimos: “Dios tiene que responder a mi oración porque he orado durante bastante tiempo”.  También caemos de la gracia cuando pensamos que porque estamos sirviendo en la iglesia o porque hemos acabado con un mal hábito, Dios está complacido con nosotros y ahora tiene que bendecirnos.
Cuando pensamos que nuestros esfuerzos y nuestra obediencia hacen que recibamos las bendiciones de Dios, nos hacemos como los fariseos.  Ellos creían que el guardar la ley los justificaba y les aseguraba que Dios los bendijera. 
Pero ésta es la verdad cuando nosotros pensamos como ellos: “de Cristo os habéis separado, vosotros que procuráis ser justificados por la ley; de la gracia habéis caído.”  Esto significa que estamos separados de Cristo, que es nuestro Salvador, Redentor, Sanador y Proveedor.  ¡Cristo se convierte en alguien sin efecto para nosotros!
Mi amigo, seguramente quieres que Cristo sea alguien con efecto para ti.  Las personas para quienes Cristo es alguien con efecto en ellos, reciben de Él el milagro que necesitan.  Cuando Él es alguien con efecto para ellos, Él es su sanador y ellos son sanados.  Él es su sabiduría y ellos son sabios delante de los hombres.  Él es su buen éxito y ellos experimentan buen éxito en todo lo que hacen.
Amado, para que Cristo sea siempre alguien con efecto para ti y para no anular nunca la gracia de Dios que opera en tu vida, ¡sólo recuerda y cree que es a causa de Cristo y Su obra terminada —Su sangre, Sus llagas, Su muerte, Su obediencia— que tú eres justificado, sanado y bendecido!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

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