David le dijo: “No temas, porque ciertamente te
mostraré bondad por amor a tu padre Jonatán, y te devolveré toda la tierra de
tu abuelo Saúl; y tú comerás siempre a mi mesa.”
2 Samuel 9:7
Cuando las personas en
el palacio escucharon que el Rey Saúl y su hijo Jonatán habían muerto en
batalla, entraron en pánico. Temerosos de que David llegaría para apoderarse
del trono, y matar a todos los hijos y nietos de Saúl, ellos corrieron por sus
vidas. Una niñera, tomó a Mefiboset, el
hijo de Jonatán, y corrió con él. Pero mientras huía, el niño de cinco años de
edad, se cayó y quedo cojo de ambos pies. (2 Samuel 4:4)
El pobre niño no hubiera
quedado cojo si ellos hubieran sabido que David
realmente amaba a Jonatán y a Saúl, y que buscaría al hijo de Jonatán
porque había hecho un pacto con Jonatán. (1 Samuel 18:3)
En esta historia, el Rey
Saúl representa a la raza humana. Él es
como Adán, quien pecó contra Dios y perdió
todo lo que Dios le había dado al hombre.
Él tenía la posición, pero ya no tenía el poder, debido al pecado. Jonatán, quien venía después de Saúl,
representa a Jesús, quien vino como hombre.
Jonatán no era como Saúl —él era bueno, al igual que Jesús no es como
Adán —Jesús es el Hombre perfecto. David representa a Dios. Así que, el
pacto entre Jonatán con David, habla sobre el pacto de Jesús con Dios. Mefiboset representa a algunos cristianos de
hoy, quienes están “cojos” de alguna manera —enfermos, deprimidos, temerosos,
pobres…
Ahora bien, Mefiboset se
convirtió en cojo debido a malas
noticias basadas en una mentira.
Muchos creyentes están sufriendo hoy sin necesidad, porque creen
cosas equivocadas acerca de Dios.
Ellos piensan: “¡Mis pecados han revelado todo de mi! ¡Dios va a venir contra mí!
Bien, yo tengo buenas noticias para todos los
Mefiboset: ¡David no está viniendo para tomar tu vida! Cuando David estaba buscando a Mefiboset, era
para mostrarle su bondad, para cuidar de
él y para restituirle la tierra que había pertenecido a Saúl, su abuelo.
De la misma manera, Dios no está contra ti para apresarte. Él sabe todo acerca de tus pecados, y aun así
te ama. Es por eso que Él envió a Jesús como el pago por tus pecados. Y debido al pacto entre Jesús y Él, Él te
dice: “No temas, Yo ciertamente te
mostraré bondad. Yo voy a devolverte
todo, ¡y tú comerás siempre a Mi mesa!”
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph
Prince
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