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viernes, 24 de abril de 2020

Deja Que Jesús Lave Tus Pies


Inspiración de Gracia
Pedro le contestó: “¡Jamás me lavarás los pies!”  Jesús le respondió: “Si no te lavo, no tienes parte conmigo.”  (Juan 13:8)
¿Puedes imaginar al Señor queriendo lavarte los pies?  Pedro no pudo.  Su reacción de sorpresa —“Señor, ¿cómo voy a dejar que Tú me laves los pies?”— Sería probablemente también la nuestra.
Quiero que noten lo que el Señor le dijo: “Pedro, si no te lavo los pies, no tienes parte conmigo.”  Lo que el Señor realmente le estaba diciendo a Pedro era: “Pedro, no puedes fluir conmigo, no puedes caminar junto a Mí en el ministerio, en el servicio y en la efectividad, si no Me dejas lavarte los pies.”  Pedro le dijo: “Señor, entonces [lávame] no solo los pies, sino también las manos y la cabeza.” (Juan 13:9)
Pero Jesús le respondió diciendo: “El que se ha bañado no necesita lavarse, excepto los pies, pues está todo limpio; y ustedes están limpios.” (Juan 13:10)
Una vez que aceptamos a Cristo como nuestro Señor y Salvador, ¡somos completamente bañados y limpiados por Su sangre, de una vez para siempre!  Su sangre nos ha hecho perfectos para siempre (ver Hebreos 10:14), y solo necesitamos lavarnos los pies porque caminamos en el mundo y nuestros pies recogen polvo y suciedad, que nos hacen tropezar.
Pero, ¿cómo está Jesús lavándonos los pies hoy?  Efesios 5:25–26 nos dice que “Cristo amó a la iglesia y se dio a Sí Mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la Palabra.”
Nosotros, la iglesia, somos purificados por el lavamiento del agua con la Palabra.  Cuanto más nos coloquemos bajo la enseñanza ungida que revela a Cristo a través de la Palabra, más continúa esa limpieza.  Y a medida que nuestros pies son lavados, en lugar de tropezar, ¡caminaremos e incluso correremos!
Hoy, aunque está en lo alto y exaltado en el cielo, Jesús está vestido con una túnica con un cinto de oro alrededor del pecho. (Ver Apocalipsis 1:13)  Como un sirviente que usa su faja como una toalla para servir, Jesús quiere que nos sentemos y le permitamos servirnos —lavando nuestros pies con una revelación más profunda de Sí Mismo a través de Su Palabra.  ¡Amado, esto es lo que nos da la victoria en nuestro diario caminar!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

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