Inspiración de Gracia
Mas por obra Suya estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual
se hizo para nosotros sabiduría de Dios, y justificación, y santificación, y
redención. (1 Corintios 1:30)
Cuando el diablo nos acusa de haber hecho algo
malo y nos dice que no merecemos las bendiciones de Dios, ¿qué debemos hacer? Bueno, el Señor me mostró un día lo que
debemos hacer. Debemos tomar todo y dirigirlo hacia Jesús, quien nos califica para
todas las bendiciones de Dios.
Entonces, cuando el
diablo diga: “Tú no eres lo suficientemente justo,” solo mira a Jesús y
declara: “¡Él es mi justicia!”
Cuando el diablo diga:
“Tú no eres lo suficientemente santo,” solo mira a Jesús y declara: “¡Él es mi santificación!”
Cuando el diablo diga:
“Tú no mereces ser sanado,” solo mira a Jesús y declara: “¡Por Sus llagas yo he sido sanado!”
Cuando el diablo diga:
“Tú no calificas para la bendición,” solo mira a Jesús y declara: “¡Él es mi calificación!”
Cada vez que tú
diriges eso hacia Jesús, el diablo no tiene nada que decir porque Jesús te califica para todas las
bendiciones de Dios. En ti mismo y
por ti mismo, no calificas. Sin Cristo,
no hay nada bueno en ti que pueda calificarte.
Pero con Cristo, tu descalificación
se convierte en tu calificación para las bendiciones inmerecidas de Dios, las
cuales no has ganado y de las que no eres digno. Y debido a que Dios pone tu vida en Cristo
(ver Colosenses 3:3), quien es merecedor de todo, tú eres hecho merecedor de todo.
Debido
a que estás en Cristo, tú estás calificado.
Jesús te califica porque Él murió por ti y te
dio el derecho comprado con sangre a cada bendición de Dios. Tú tienes el derecho comprado con sangre a una
vida llena de significado, propósito y abundancia. Tú tienes el derecho comprado con sangre a
caminar en salud divina. Tú tienes el
derecho comprado con sangre a la provisión de Dios incluso cuando la economía
es mala. Tú tienes el derecho comprado
con sangre a un tratamiento preferencial, porque Dios te favorece. ¡Tú tienes derecho comprado con sangre a la
buena vida!
Amigo, tú tienes
derecho a todas estas bendiciones, no porque seas bueno, sino porque Jesús derramó Su sangre y te calificó para que
las recibas. ¡Así que no dejes que
el diablo ni nadie te digan que no tienes derecho a esperar caminar en las
bendiciones de Dios!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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