Inspiración de Gracia
Toda tú eres hermosa, amada mía, y no hay defecto en ti. (Cantar de los Cantares 4:7)
Jesús nos dice a Su novia: “Toda tú eres hermosa, amada Mía, y no hay defecto en ti.” Pero nuestra respuesta a Él tiende a ser:
“¿Yo? ¿Todo hermoso y sin defecto? ¡Tú no me conoces, Señor!”
¿Tú de verdad crees
que Dios no te conoce?
Dios ve la realidad
como nadie más la ve. Él ve la perfección de la obra terminada de
Su Hijo en tu vida. ¡Mediante la ofrenda de Sí Mismo en la cruz, Jesús te ha hecho perfecto para siempre! (Ver Hebreos
10:14) Tú has sido hecho la justicia de Dios en Cristo. (Ver 2 Corintios
5:21) Y nunca encontrarás ningún defecto en esta
justicia que Jesús murió para darte.
Así que, Dios quiere que tú te veas a ti mismo justo
—todo hermoso y sin defecto en Cristo. Todos
los días, sé consciente de tu justicia en Cristo. Di: “Yo soy la justicia de Dios en Cristo. No hay ningún defecto en mí a quien Él ha
perfeccionado con Su sangre.” Cuando hagas
esto, estarás honrando a Jesús y Su obra terminada.
Si eres consciente de
tus pecados, entonces no estás honrando la obra de Cristo. Tú puedes pensar que estás siendo humilde o
santo al ser consciente de pecado. ¿Pero
sabías que la Biblia llama a la conciencia de pecado una “mala conciencia”?
Hebreos 10:21–22 nos
dice que puesto que tenemos a Jesús como nuestro Sumo Sacerdote, “acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre
de fe, teniendo nuestro corazón purificado de mala conciencia.” ¿Qué quiere decir el escritor de Hebreos con “una mala conciencia”? Si lees el principio del mismo capítulo,
hallarás que él está hablando acerca de una “conciencia de pecado.” (Ver
Hebreos 10:2) Pablo la llama una “conciencia cauterizada.” (1 Timoteo 4:2)
La palabra griega para “cauterizada”
aquí es kauteriazo, y significa
llevar contigo perpetuamente una conciencia de pecado.
Así que no lleves
contigo una mala conciencia o una conciencia cauterizada. Tu
vida de pecado ya ha sido castigada completamente en el cuerpo de Jesús en la
cruz. Se consciente, en cambio, de tu
perfección y justicia en Cristo. Debido a lo que Jesús ha hecho por ti, tú puedes
declarar confiadamente: “¡Yo soy completamente hermoso y no hay defecto en mí!”
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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