Inspiración de Gracia
Él envió Su palabra y los sanó, y los libró de sus
destrucciones. (Salmos 107:20)
Tu Biblia no te servirá de nada si la dejas en
tu mesa de noche, acumulando polvo. No
te servirá de nada si loa sujetas como a un oso de peluche cuando enfrentas a
tus “gigantes”. ¡Pero la Palabra de Dios te hará mucho bien cuando la recibas como la verdad
y la hables como verdad! ¡Entonces,
verás tu sanidad y liberación de cada mala condición que ha sido enviada para
destruirte!
La Biblia dice que “Él envió Su palabra y los sanó, y los libró
de sus destrucciones.” Entonces, cuando Dios quiere sanarte, ¿qué hace? Él
envía Su Palabra. Antes de que Dios te libere de tus
destrucciones, Él envía Su Palabra.
¿Aún estás esperando la
bendición de sanidad que Jesús murió en la cruz para darte? No te sientas condenado. Tu
Padre en el cielo te ama y quiere que estés bien. ¿Pero cómo viene tu sanidad? Viene al recibir Su Palabra de sanidad que Él
envió para ti. Sus promesas de sanidad están todas en tu
Biblia. ¿Pero las has recibido?
Durante uno de
nuestros servicios religiosos, una señora sacó su teléfono celular y comenzó a enviar mensajes de texto de
cada escritura y casi todos los puntos clave que yo estaba predicando ese día a
una amiga suya que estaba en su casa muriendo de cáncer. Yo le estaba diciendo a la congregación que se
mantuvieran confesando las escrituras de sanidad sobre sus cuerpos, sin
importar cuán mala fuera su condición. Los dirigí a Isaías 53: 5, que dice que “por Su llaga fuimos nosotros curados.” ¡La señora se emocionó tanto que le dijo a
su amiga que siguiera creyendo y
confesándolo todos los días!
Su amiga, al leer los
mensajes de texto, simplemente recibió
la Palabra de Dios y la confesó por fe. Esa misma semana, cuando ella volvió al
médico, ¡el médico no pudo encontrar ningún rastro de cáncer en su cuerpo!
Nunca subestimes el poder de la Palabra de
Dios. La amiga de la señora fue sanada
porque recibió la Palabra de Dios por fe. Ella gustosamente leyó los mensajes que su
amiga le había enviado, se sintió animada por la Palabra, la confesó y recibió
su milagro. ¡Dios envió Su Palabra y la
sanó, y la salvó de sus destrucciones!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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