Y la ley se introdujo para que abundara la
transgresión,
pero donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia.
Romanos 5:20
Cuando un alto ejecutivo
es acusado de corrupción o un ministro de la iglesia es sorprendido en el acto
mismo del adulterio, probablemente escucharás la frase “cayó en desgracia”
siendo utilizada al hablar de ellos. Hemos llegado a creer que cuando alguien cae en pecado, cae de la gracia.
Pero Dios quiere que sepamos que cuando alguien
cae en pecado, no cae de la gracia —en realidad, ¡cae dentro de la gracia!
Gracias a Dios Su gracia está ahí para poner a la persona de nuevo sobre
sus pies.
La Biblia habla de
prostitutas y cobradores de impuestos que siendo corruptos —pecadores— cayeron dentro de la gracia de Dios y
consiguieron ponerse de pie nuevamente. Si el pecado en sus vidas hubiera
podido detener la gracia de Dios, ellos nunca habrían podido recibir Su gracia
de sanidad, ayuda y poder para vivir
bien.
Ahora bien, es
importante que tú comprendas que Dios
odia el pecado, ya que éste destruye nuestras vidas, relaciones y cuerpos.
¡El pecado es malo! Pero el pecado no es vencido por nosotros cuando hablamos de éste (lo confesamos)
y confiamos en nuestra fuerza de voluntad para vencerlo. Se necesita la gracia de Dios para destruir
al pecado. De hecho, es cuando tú estás bajo Su gracia que el pecado no tiene dominio sobre ti. (Romanos
6:14) Es cuando tú ves Su gracia al
entregar a Su Hijo para quitarte tus
pecados y hacerte justo para siempre, que el pecado no tiene ya dominio
sobre ti.
El diablo te dirá:
“¿Todavía crees que puedes esperar recibir bendiciones de Dios después de lo
que hiciste esta mañana?” Es allí cuando tú debes recordar que tu perfección y tu justicia dependen
solamente de Cristo. Todos nosotros tenemos fallas. Ninguno de
nosotros merece las bendiciones de Dios. Es por eso que suplicamos
recibir la gracia de Dios, que es Su favor inmerecido, que no hemos ganado y
del cual no somos dignos.
El pecado no corta y no puede detener la gracia de Dios. Si Su gracia pudiera ser
cortada por el pecado, Jesús nunca habría venido a salvarnos porque todos
éramos pecadores terribles. ¡Pero alabado sea Dios, “donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia”!
Mi amigo, la gracia de Dios es más grande, más profunda, más amplia y más
poderosa que todos los pecados del mundo en conjunto. ¡Recibe Su
gracia en este momento, para caminar en la victoria
completa sobre esa debilidad o mal hábito que hay en tu vida!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince
Pensamiento del Día
La gracia de Dios es más grande, más profunda, más ancha y
más poderosa que todos los pecados del mundo, juntos.